Una de las caras más populares y olvidadas de los 60 nació en Madrid en 1942. Elena Balduque pronto amputaría la primera sílaba de su apellido en busca de un nombre con más gancho y nobleza. Todavía con su nombre completo sería una de las ganadoras del certamen de belleza “Tres Guapas de Madrid”, celebrado en plena verbena de las Vistillas en julio de 1960. Por entonces, era una bailarina que daba sus primeros pasos en el ballet de Karen Taft, una danesa que dirigía una academia de danza en la capital.
En su palmito se fijarían los productores cinematográficos y un año más tarde la veremos formando parte del reparto de “Julia y el Celacanto” (Antonio Momplet, 1961). A esta película donde hacía un breve papelito seguirían otras, entre las que destaca “Chantaje a un Torero” (Rafael Gil, 1963) junto al archifamoso diestro Manuel Benítez (El Cordobés).
Pero su verdadera oportunidad le llegará del mundo de la publicidad, ya que será elegida la imagen del brandy Veterano. Elena se asomaría a la pequeña pantalla, copa en mano, para con voz insinuante y mirada tórrida decirnos: “Veterano tiene eso… un veterano sabor”. Varios spots para la marca jerezana la convierten en una de las personalidades más conocidas de la incipiente televisión española. Un reclamo que hizo subir las ventas y una de las primeras chicas que sirvieron de valor añadido a las bebidas alcohólicas. Su rostro aparecía en cromos, banderines y revistas, levantando deseos masculinos.
A finales de 1964 es llamada para participar en la película “Crucero de Verano” (Luis Lucia). La música de esta película correspondía a Augusto Algueró. Elena y Augusto se conocen ahí y se marchan de crucero no solo en la ficción. Comienzan una relación que se saldaría con la separación del compositor y su legítima, Carmen Sevilla. Un flirt aireado por la incipiente prensa del corazón que duraría hasta que el señor Algueró cambió su punto de mira hacia una vedette cubana.
Por entonces se califica a Elena Duque de covergirl, un término con numerosas acepciones, no todas inocentes. Será Augusto Algueró quien la convenza para pasarse al terreno musical, publicando a finales de aquel movido año: “Por Fin Salimos el Domingo” (RCA Victor, 1964). Un EP que contenía cuatro versiones entre las que destacaba la reconocible “Si je chante” con la que triunfaba la estrella gala, Silvie Vartan.
De la popularidad que gozaba esta artista da idea el anunció que inserta en el número de enero de 1965 de Fonorama, anunciando que Elena Duque debutaría como cantante en el programa televisivo Sabado 65, que se emitiría el 6 de febrero. Un anuncio que también aparecería en otras revistas y periódicos. A pesar del despliegue, el disco no pasa de un discreto puesto en las listas de ventas de las siguientes semanas.
Grabará un segundo EP: “Me Das Miedo / Copos, Copos de Nieve / La Piragua / Un Clavo Saca Otro Clavo” (RCA Victor, 1965) con menor apoyo publicitario y que apenas tendría ya repercusión.
En 1967, Elena Duque deja de ser la imagen de la bodega Osborne, sustituida por la modelo inglesa Jane Shrimpton (La Gamba). En una entrevista para Semana, anuncia su paso al género de la revista en una producción del madrileño teatro Eslava. No sabemos si ese propósito llegaría a materializarse, pero lo cierto es que a partir de 1968 su recuerdo se esfuma.
Musicalmente, presenta una voz de tonos graves con algunos problemas de afinación, que recurre al grito cuando sube a los agudos. Timbre duro y con mayor riqueza de matices de la que cabe esperar en una cantante ocasional, como es su caso. Basa su repertorio discográfico en temas italianos escasamente conocidos con acompañamientos orquestales arreglados por Antonio Martínez. (La fonoteca).
Os dejo con su discografía completa. Buen Domingo.