Si, no me queda más que aceptar el reproche. Como tantos otros despistados, pasé de largo sobre ese breve y enigmático texto en el reverso del "Radio Ethiopia" de la Patti Smith Group (Arista Rcds, 1976). Allí, bajo la fotografía en blanco y negro de la banda, aparece un concluyente mensaje: "Free Wayne Kramer". El guitarrista de MC5 llevaba apenas un año encarcelado en la Lexington Federal Prison, un centro-granja especializado en la rehabilitación de toxicómanos extremos. Al mismo tiempo que cumplían su condena (a Wayne le cayeron dos años al intentar vender cocaína a un par agentes anti-narcóticos encubiertos) los internos se sometían a terapias-piloto, presuntamente innovadoras en el proceso de curación; años más tarde la prensa alternativa aireaba las condiciones del centro; lo de siempre, con la promesa de una reducción de condena no fueron pocos los prisioneros que se ofrecieron voluntarios para participar en las más extravagantes y peligrosas experiencias.
Pasé una buena parte de la década de los 90 experimentando el altísimo voltaje del entonces llamado punk-melódico. Bandas como Bad Religion, Pennywise, Down by Law, The Offspring, SNFU, NOFX, Claw Hammer retumbaban a todo trapo en mi sistema cerebral. El líder de Bad Religion, Brett Gurewitz, fue el factótum que posibilitó tal hazaña, el profesor chiflado de esta historia. Creador, junto a Greg Graffin, del sello Epitaph (inspirado por el homónimo tema del "Red" de King Crimson), Brett fue el que abrió las puertas para que las formaciones mencionadas (y el estilo del que eran estandartes) tuvieran espacio y reconocimiento en una época que anunciaba cambios y cierta revitalización de la escena musical.
Brett Gurewitz se convierte además en el inesperado nexo de unión entre el high-energy sound de Detroit y el punk-melódico que lideraba con su sello Epitaph. Lo hace consciente de que WK, ya superada su etapa en Lexington, vuelve a encontrarse en plena forma por aquellos primeros años 80. Sus recientes grabaciones con el príncipe Johnny Thunders en Gang of War y el ex-Deviants Mick Farren en Death Tongue, muestran al legendario guitarrista de los 5 como un nuevo brother Wayne Kramer. Nada que ver con el icono revoltoso de la escudería John Sinclair, WK se ha acogido en Lexington al tutelaje de otro interno, Red Rodney (trompeta en algunas grabaciones de Charlie Parker), este le ha enseñado a leer e interpretar partituras y, sobre todo, a utilizar la música como vehículo de curación y reinserción social.
De esta fructífera relación entre Gurewitz y Kramer nacen cuatro álbumes en el sello Epitaph. "The Hard Stuff" (1995), "Dangerous Madness" (1996), "Citizen Wayne" (1997) y "LLMF" (1998). Yo he traido hoy a esta bitácora el primero de ellos, "The Hard Stuff", una auténtica bomba ectoplasmática grabada en los Westbeach Studios de Hollywood a finales de 1994. WK se hace acompañar de los miembros de otra banda favorita, los Claw Hammer, también de The Melvins, de los propios Bad Religion y de Suicidal Tendencies. En el reverso del Lp, el Henry Rollins de Black Flag hace un emocionado alegato sobre la importancia seminal de grupos como Stooges, Black Sabbath y, no podía ser de otra manera, los 5 de WK... "I put it on and am running back to the stereo to turn it up louder because it´s so great. This is the hard stuff". Poco más que añadir.
Cortes de riffs estratosféricos, melodías pure-high-energy, base rítmica contundente, calor de olla a presión, vapor condensado en vestuarios llenos de college-girls quitándose los patines, melenas rizadas al aire, cervezas (muchas cervezas), abruptos gestos corporales que emulan punteos, golpes de batería, manos al escroto, puños en alto, los colegas se quitan las mascarillas, se empujan entre sí, alocadamente, luchan sin cuartel, ¡a mi Sabino que los arrollo!... en cualquiera de sus temas, "Crack in the Universe", "Bad Seed", "Poison", "Realm of Pirate Kings", "Pillar of Fire", "Hope for Sale", "Edge of the Switchblade" se palpa ese inigualable ambiente; en otros, "Junkie Romance", el sentido homenaje al amigo Thunders, en "Incident on Stock Island" y "Sharkskin Suit", el spoken-word (el primero de ellos digno de un breve corto en los que Billy Bob Thornton y Steve Buscemi podrían ser protagonistas).
Brothers and sisters, estos discos mencionados de WK son absolutamente recomendables, y lo son con mucho más motivo en este tiempo de post-pandemia en el que estamos incursos. Frente a la tontuna del botellón, los estrechos toques de queda, mejor quedarse en casa, poner el volumen del equipo bien alto y dejarse llevar por las imágenes de los próximos conciertos en los que pronto espero verles.