BULLDOG BREED
"MADE IN ENGLAND"
En cualquier colección de música que se precie resulta conveniente repasar las lecciones pasadas,
sobre todo aquellas que, por la aparente poca sustancia de su doctrina, han quedado
medio olvidadas. Un método aconsejable consiste en clasificar la colección previamente por orden alfabético, otra hacerlo por géneros
musicales. Prefiero la primera, los géneros se han reproducido tanto como hongos y, a
fecha de hoy, parece que nos enfrentamos a un nuevo milagro de la multiplicación de
los panes y los peces. También resulta recomendable que el repaso se
realice en proporción al volumen de la colección, esto es, a mayor volumen de la misma la revisión debe hacerse con más asiduidad, de esta forma la enseñanza de la lección quedará mejor
afianzada.
A esa
entretenida tarea suelo dedicarle algún tiempo y, como reciente resultado de
ella, he recuperado el único disco de larga duración grabado por Bulldog Breed,
"Made In England" (RE Acme Rcds, 2012). Inicialmente grabado en 1969
y publicado por Nova, subsidiaria del sello Decca/Deram, un año más tarde, esta obra de Bulldog Breed
parece dormir el sueño de los justos; tranquila, imperturbable (pero
dormida a fin de cuentas), salvo alguna resurrección puntual, no corre tráfico
vital por sus venas. Y es una lástima porque este "Made In England" es un
disco brillante, uno de los frutos de la mejor época del rock psicodélico inglés. He de decir también que se trata de una obra sin suerte, el retraso (aunque tan solo fuera de un año desde su
grabación) la cogió con el paso cambiado; los últimos destellos de su estilo
original no casaban con los de una época en que el gusto de la audiencia se dirigía
más hacia bandas del progresivo y el incipiente heavy con riffs guitarreros de base bluesera.
La biografía
de Bulldog Breed es un tanto caótica, la procedencia y devenir de sus miembros se altera constantemente.
Bandas como The Knack, Flies, Please, Gun, Neon Pearl, T2 (previamente Morning)
o Asgaerd fueron cobijo (anterior o posterior) de Rod Harrison (guitarra),
Robin Hunt (voz, vientos y teclados), Bernie Jinks (bajo) y Louis Farrell
(batería), los músicos acreditados en el momento de la grabación en Junio de
1969. Keith Cross (guitarra y teclados), miembro también fundador de Bulldog
Breed, aparece en la foto de la contra-portada sustituyendo a Rod Harrison,
aunque no participara en la grabación. Como dato sombrío mencionar que el
productor del disco, John Christian-Dee, fue acusado en 1975 del apuñalamiento
de su entonces novia. Un poco recomendable personaje que aparecería al cabo del tiempo casado con Janie Jones, una cabaretera de dudosa reputación, musa ocasional de los primeros The
Clash (repasen el tema homónimo que abre el Lp debut de la banda) y
protagonista en posteriores cameos con The Blockheads y los Babyshambles &
Friends (quedan invitados a ver su entretenido vídeo en you-tube) de Pete Doherty.

Vayamos a lo que nos interesa. ¡Menuda alegría contemplar como los surcos de ambas caras completan la totalidad de la galleta!. La cara A se abre con "Paper Man", suenan de fondo las agujas del Big Ben mientas un vendedor callejero anuncia a los transeúntes el Standard del día. ¡Pura Inglaterra! Los acordes de la guitarra de Rod Harrison (excelente durante toda la grabación) nos recuerdan a los Beatles más conocidos (el nombre de la banda proviene del "Hey Bulldog" de los de Liverpool), tema explosivo y pegadizo, no se puede comenzar mejor. "Broomstick Ride" se adentra por terrenos kinkeros, la armónica de los puentes le otorga melodía bluesera también. "I Flew" suena a Pretty Things, base rítmica poderosa, la batería de Louis Farrell alcanza grandes momentos (lo suele hacer durante gran parte del disco). En "Eileen´s Haberdashery Store" nos enfrentamos a un story telling melódico saga Family, los teclados marcan la pauta en un paisaje de jardín y te con pastas. "Folder Men", una joya pop-rock como solo los ingleses saben realizar, aquí también se encuentran claros ecos kinkianos, de lo mejor del disco. En "Dougal" vuelve la saga mágica, esta vez con aromas a Fairfield Parlour, auténtico rock de música de cámara. Finaliza la primera parte con "When The Sun Stands Still" y ahora nos topamos de bruces con los imprescindibles The Smoke, pura energía, la voz de Robin Hunt emula el orgasmo en los puentes (sin llegar a lo de Jane Birkin, "please, we´re british!").
"Reborn" cabalga al trote de unos modish Small Faces, contundente sin dejar por ello el sutil espoleo de un magnífico medio tiempo. En "Friday Hill" aparece otra de las perlas de la grabación, un tema etéreo en el que nadie suena como Buffalo Breed (¿quizás unos Trees algo más acelerados?), emociona su textura, delicada como el vuelo de un petirrojo. "Silver" le sigue, nuevas resonancias a Herman´s Hermits (¡un respeto, oiga!), de todas formas, uno de los temas con menos punch. "You" nos transporta al ambiente jazzy del Ronnie Scott´s, en su camino se cruzan algunos haces californianos, los punteos de Rod Harrison son excelentes. "Top O´The Pop Cock?!?!", único tema instrumental, durante todo su desarrollo posee una indudable base bluesera, demuestra al oyente que esta gente se manejaba bien en cualquier género musical. Seguimos con "Revenge", una composición que cabría perfectamente en el catálogo de Procol Harum, delicioso en su aparente endeblez. Finalizan el disco con "Austin Osmanspare", el carácter del protagonista homónimo (uno de los artistas ingleses más interesantes del siglo XX, pintor, escritor y practicante de varias corrientes ocultistas, Jimmy Page lo adora), le otorga a la canción una atmósfera proclive al misterio, como si ella misma pretendiera pasar desapercibida.
Mientras estaba pergeñando la entrada, estos últimos días atrás, caí en la tentación de ligarla con el manido asunto del Brexit. Revoloteaba por mi cabeza la idea de homenajear a una Inglaterra que, a nivel personal, me ha dado muchos momentos placenteros. Esa Inglaterra nada tiene que ver con la de Boris The Spider Johnson, al contrario. Vaya entonces por ellos, por todos los artistas, escritores, músicos, pintores, ingenieros, pilotos de fórmula 1, científicos, filósofos, ciclistas, amigos y compañeros, unos cuantos con los que coincidí durante mi carrera profesional y que seguramente no se acuerden ya de mí. También por la ciudad de Londres, vieja puta querida, a la que espero volver algún día.