A mediados de 1969, justo cuando en EMI se estaba planificando la creación del subsello Harvest, Decca sorprende al mundillo musical isleño con la presentación de un nuevo subsello de su propiedad: Nova. Hasta ese momento la distribución de sus fichajes más modernos había sido a través de Deram, creada ya unos años antes, pero probablemente porque se enteraron de los planes de EMI decidieron hacer lo mismo. Nova surge por tanto como competidor directo a Harvest, y como ellos publicará los músicos más vanguardistas que caigan en su red. Por desgracia, pronto se irá viendo que no hay mercado para tanta vanguardia: si la mayor parte de los fichajes de Harvest tuvieron una cifra de ventas poco más que discreta, los de Nova serán directamente ignorados en su gran mayoría (aunque también tiene su parte de culpa el propio sello, que debería haber arriesgado –o sea, gastado- más en promocionar aquellos discos, algunos grabados aún en el vetusto formato mono a pesar de la época). De hecho, Nova no duró mucho más de un año: a finales de 1970, en cuanto Decca comprendió que no tenía futuro, lo cerró. En consecuencia estamos ante uno de los sellos más cotizados en el mundo del coleccionismo, ya que a su rareza se une la cortedad de su catálogo. Triste consuelo para los músicos que figuran en él.
De esos músicos y grupos, Nova elige diez (solo quedan fuera cuatro referencias un tanto alejadas del espíritu general del sello) y presenta un sampler en el que prácticamente todos los nombres son desconocidos para la mayoría de los aficionados. Se supone que Egg son el gancho -es el único del que hay dos piezas- por ser una evolución de los alabados Uriel, una especie de Caravan con un poco más de nervio (aunque por entonces Steve Hillage ya no estaba con ellos). Y sobre los demás hay que rebuscar mucho para encontrar antedecentes: tal vez los fanáticos de eso que ahora se llama freakbeat recuerden a los Craig, y en consecuencia sepan que sus dos miembros más destacados son los que dirigen Galliard: la apertura de este sampler corre a su cargo, y sus dos discos son muy interesantes (sobre todo el primero). Como suele suceder en esta época convulsa, una buena parte del progresivo que mejor se mantiene en el tiempo es el que se acerca al folk, y Sunforest es un buen ejemplo aunque solo publicaron un disco (del que hay dos piezas en la banda sonora de “La naranja mecánica”). O los cruces entre folk y psicodelia, como es el caso de los Jan Dukes de Grey, con dos discos tan raros como encantadores.
Los cantautores con vocación crossover podían haber sido una buena alternativa al rock enfurruñado de los años 70, y es una pena que Bill Fay o Denny Gerrard no hubiesen caído en un sello de más enjundia: el primer disco de Fay y el único de Gerrard se consideran hoy “de culto”, pero eso no sirve de mucho. Y algo parecido le ocurre a Aardvark, un grupo de rock progresivo de mucho nivel pero que tampoco consiguió que su disco tuviese repercusión (por esa banda pasaron Paul Kossoff y Simon Kirke antes de formar parte de los gloriosos Free). Luego hay músicos solventes pero más tradicionales, como los bluseros Black Cat Bones (también ahí estuvo Kossoff), cuyo disco es realmente bueno aunque ya se le note el paso del tiempo. Dentro del rock más convencional, Pacific Drift eran un grupo bastante solvente; y por último la Elastic Band es un cruce curioso entre rock progresivo con retazos de psicodelia, momentos cercanos a la balada y ese tono general un tanto melancólico pero muy agradable que también mereció mejor suerte.
En resumen, esta es otra demostración de lo extenso que era el mercado underground británico; tanto, que muchos de los músicos que en otras condiciones pudieran haberse mantenido pasaron sin pena ni gloria precisamente por eso, por un exceso de oferta. Es la cara triste de una época que en lo creativo fue la más brillante de la historia, pero no se puede tener todo.
https://mega.nz/file/XBN1Ga7D#uctxIX4_NWArDCED2xfTsFCT03qS3-FXYhjQcvSVUVA
ResponderEliminarThanks for this rare item.
ResponderEliminarThank you for coming, mr. Vita...
EliminarHola Rick.
ResponderEliminarPues un sampler bastante interesante y me extraña que Decca con el banquillo que tenía apostase por estos grupos, aunque realmente ninguno de ellos ha trascendido, aunque alguno se ha convertido en grupo de culto como bien dices, por ejemplo el Bill Fay,
De los demás, grupos de esos que te suena el nombre y poco mas.
Para ser 1970, es bastante vanguardista.
Saludotes
Jose
Hola, José.
ResponderEliminarA Decca le pasó lo mismo que a todos los sellos: se pensaron que las nuevas modas progresivas iban a ser el futuro (a King Crimson se les llamaba "Los Bealles de los años 70"), y se apuntaron a fichar todo lo que hubiera por delante. Pero luego no había dinero para promoción, y en una época con tanta oferta este tipo de músicos se perdían en el fondo de los almacenes de las tiendas.
En fin, queda la música.
Suerte con el año que viene...
Thanks very much!
ResponderEliminarYou are welcome, mr. Psych
ResponderEliminarMuy interesante recopilación. Ya conocía a Sunforest (tengo su recomendable "Sound of Sunforest", a Bill Fay. Aardvark y Egg. Del resto, no tenía noticia. Como bien dices, el mercado estaba saturadísimo de novedades y, a falta de promoción, muchas propuestas interesantes se quedaron en nada. Menos mal que nos quedan sellos que reeditaron algunas de estas bandas. Con el paso del tiempo vas teniendo la oportunidad de recuperar sus obras.
ResponderEliminarSaludos,
El disco de Sunforest es delicioso, como lo son a su manera los de Fay. Los otros dos que citas son progresivos, pero con nivel también. Y sí, el problema de fondo es el exceso de oferta; un exceso que vamos comprobando luego, con el paso del tiempo. Sobre todo con la llegada del cedé, cuando empiezan a surgir discos olvidados hasta debajo de las piedras.
EliminarSaludos mil.
Sí que es "interesante" esta selección, como dicen Jose y Javier. Bill Fay es el que mejor conozco, y alguno más por ahí que los he oído alguna vez de pasada. Y menos mal que queda la música, como bien dices. Gracias.
ResponderEliminarSaludos.
Ya digo, con el milagro del cedé parece como si volviésemos a empezar a conocer aquella época. Aún hoy seguimos descubriendo discos de los años 60/70 que a veces no entendemos por qué no llegaron a ser más recordados, y por desgracia la respuesta siempre es la misma: saturación de oferta.
EliminarSaludos mil.