miércoles, 27 de julio de 2022

VASHTI vs THE WORLD

 


Eráse una vez Vashti Bunyan, una chica tímida y desubicada que buscaba realizar un sueño. El redactor del texto (un ser esponjoso y atrabiliario) trabajaba inicialmente con la idea de la intérprete inglesa como un ejemplo de la filosofía hippie. Se trataba de renunciar a la cómoda vida burguesa de las atestadas ciudades para trasladarse a vivir al campo. Compartir el viaje con otros compañeros, ser partícipe y llevar a buen término la vida comunal, el trabajo colectivo, la ganancia y el beneficio compartido, sin ataduras de ningún tipo. Ser libres para vivir libres. Además, la música de Vashti Bunyan trasladaba fácilmente al redactor ese cúmulo de sensaciones. A simple vista todo parecía encajar.

La cosa se complica cuando el redactor relée la autobiografía de la artista publicada en la revista Flashback en el verano de 2015. Donde esperaba encontrar el cimiento argumental de su relato, basado fundamentalmente en muchos de los apuntes reseñados en el párrafo anterior, el redactor descubre en las últimas palabras de Vashti un profundo pozo de melancolía y desengaño ¡Esta no es la Vashti que yo recordaba, aquella intérprete dulce y soñadora que encandilaba a los más conspicuos seguidores de la doctrina hippie! Vashti inmersa en la búsqueda de su propio on the road, empeñada en hacerlo además sirviéndose de su música como fiel testigo de esa experiencia. 


Jennifer Vashti (apodo con el que se conocía a su madre) es la hija pequeña de una familia típica inglesa (padre intérprete amateur de música clásica y madre domesticada). Mala estudiante, aficionada temprana a la música pop del momento, la vemos guitarra en mano por Piccadilly Circus a mediados de 1965 improvisando sus primeras canciones. En la ciudad de Oxford acude a una de las Academias de Arte y allí empieza a sorprender a propios y extraños, se hace un hueco entre los trovadores folk urbanos. El eco de la pureza de su voz, junto a la aparente sencillez de sus composiciones, llegan al cercano Londres de las Agencias de contratación. Se mueve en el ámbito de influencia del entonces brillante Andrew Loog Oldham. El mánager de The Rolling Stones pretende hacer de ella una Marianne Faithfull de segunda división; en el sello Decca publica su primer single, "Some Things Just Stick In Your Mind" / "I Want To Be Alone", la cara A compuesta por Jagger & Richards, la B es un tema propio de Vashti.

Pero Vashti no está satisfecha, no solo con el papel secundario que la industria pretende hacer de ella (ni, por supuesto, con los arreglos espectorianos que Andrew introduce en versiones y temas propios), tampoco lo está con ella misma. Porque a estas alturas, en Mayo de 1966 (nota de prensa de E.M.I. Records), Vashti se describe así misma como fuera de lugar, sin ataduras ni intenciones fijas. Confiesa no saber lo que quiere y, por consiguiente, no se va a esforzar en sacar las cosas adelante, odio ser responsable a todos los niveles. Añadamos a esta situación algunos momentos de depresión, de contínuos noviazgos fallidos, aburrimiento compulsivo, tensión familiar con un padre que ya empieza a hartarse del comportamiento de una Vashti abatida que no encuentra el reconocimiento que ella cree merecer. Se suceden nuevas grabaciones, esta vez en el sello Columbia: "Train Song" / "Love Song". la primera composición del malogrado artista folk Alasdair Clayre, la segunda, de la propia Vashti. Sigue sin ocurrir nada.

En el entreacto (o entre bambalinas, según el redactor) Vashti recupera la presencia de una antigua amistad de Oxford, la de un tal Robert Lewis (un tipo parecido al impresionante Heathcliff de "Cumbres borrascosas"), con él comparte la idea del escape como plan de futuro inmediato. Gracias a su relación con Loog Oldham Vashti se mueve en el área de amistades de Donovan, este le comenta que ha adquirido unos terrenos en la escocesa isla de Skye e invita a ambos a trasladarse hasta allí. Lugar ideal para dedicarse a la cría de perros, caballos y (si hay tiempo) también a la de seres humanos. Comienza un viaje que durará 18 largos meses, hasta Septiembre de 1969. Sirviéndose de un viejo carromato debidamente acondicionado, acarreado por la yegua Bess y acompañado por Blue (un cariñoso Shetland ya veterano miembro de la familia), Lewis & Bunyan (asistidos temporalmente por un John James que aportará su viejo Austin A40 como vehículo de apoyo) comienzan su peregrinaje.

En Noviembre de 1969 Vashti (ya embarazada de su primera hija) viaja a Londres para grabar "Just Another Diamond Day". Lo hace en el Sound Techniques Studios de King's Road bajo la supervisión de Joe Boyd, productor del disco. Miembros de Incredible String Band (Robin Williamson) y Fairport Convention (Dave Swarbrick y Simon Nicol) participan en la grabación. La copia que posee el redactor (RE Dicristina Records, 2004) contiene 14 temas más un single con 4 canciones de grabaciones anteriores. A él le suenan a celebración pastoral, una exaltación pagana de la naturaleza. Desde el tema que abre el álbum, "Just Another Diamond Day", hasta el que lo concluye, "Iris´s Songs For Us", Vashti susrra al oyente sus experiencias, sus meditaciones, muchas de ellas ("Glow Worms", "Where I Like To Stand", "Come Wind Come Rain", "Rainbow River"...) basadas en la observación de la naturaleza que la rodea, campos, valles, arroyos, animales domésticos, lluvia, viento, todo el espíritu de las estaciones aletean sin pausa. En algunos temas, "Timothy Grub", "Hebridean Sun", "Jog Along Blues", la intérprete relata el experimento de su viaje, en otros, "Lily Pond", los niños escuchan la canción de cuna eterna.

Entre líneas asoma ese deje de frustación del que hablaba el redactor al principio. Y es curioso porque aparece cuando el conocedor de la biografía de Vashti se asoma al disco ya pasado el tiempo. Allí se entera de cómo la artista inglesa rechazó este su primer trabajo, no tanto por desacuerdo con la producción de Joe Boyd (que algo de esto si hubo), sino como algo extraño, inesperado, algo surgido de un mundo interior que la compelía a alejarse de su obra para volver al estado de atonía de su primera juventud en Londres. Vashti resentida en cierta medida contra el mundo, decide ocultar su obra a sus hijas (ellas se lo echarán en cara transcurridos los años), abandona su retiro en las Hébridas decepcionada por la férrea enemistad de sus habitantes, se divorcia de Robert Lewis (¡para casarse con su Abogado!) después de 22 años juntos, vuelve a la ciudad para establecerse en Edinburgo.

 Al redactor le queda el poso final de un alma en pena, de una Vashti Bunyan con un cielo efímero donde poder cobijarse, y se pregunta: ¿valió la pena el viaje?


8 comentarios:

  1. https://mega.nz/file/3RMSHZ4C#WkB8evNJY53gGWm_-vltUKhOjNdywrS1dXXvVj3WqaI

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  2. Una de las cantautoras más dulces, y la mejor voz bajita que conozco, dentro de la escena folk británica. Su alma errante e inconformista se refleja de forma cristalina en sus canciones llenas de poesia y sentimiento. Anoche estuve escuchando el álbum antes de ir a dormir. Vashty me cantaba al oído a través de los auriculares. y un sentimiento de paz y nostalgia me invitó a sumergirme en mis sueños.

    Saludos.

    Antoni.

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    1. Hablo de uno de los temas, "Lily Pond", parodiando la canción de cuna infantil eterna pero ya veo que a algunos adultos también les ayuda para conciliar el sueño. Me alegro.
      Totalmente de acuerdo, ¡cómo no estarlo!, con esa visión tuya de poesía y sentimiento que inunda muchas de las composiciones de la inglesa. Hablas también de su voz bajita, yo lo hago como susurros, coincidimos en que más que cantar, murmura, como si lo que dijera no tuviera importancia.
      Una gran artista que, afortunadamente, aunque ya muy tarde, ha publicado un par de discos más.
      Gracias y saludos,

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    2. Ahora recuerdo que mi hijo cuando era pequeño, se dormía escuchando una versión de Lily Pond cantada en castellano. Ya sabía yo que me sonaba de algo

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  3. Pues tenía este disco sepultado bajo Gigas de música. Es un disco muy agradable, recuerdo con especial cariño el Winter is Blue que incluí en un ecopilatorio que hicimos a medias con mi buen amigo griego Fuzzy Daddy,
    tambien hay muchas canciones suyas en los mejores recopilatorios del género.
    Aunque se hace raro escuchar estas músicas con esta calorina, parecen mas apropiadas para los lluviosos otoños o los frios inviernos.
    Saludotes
    Jose

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    1. Vaya Korto, mi respuesta se ha colado y se encuentra en el siguiente comentario.

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  4. No había caído en esa dicotomía que planteas entre lo oportuno de un disco con tantas referencias a la lluvia, ríos, estanques, cielos cubiertos y atmósferas (tan inglesas) grises y la calorina que estamos padeciendo estas últimas semanas. Quizá haya que emular a los de algún pueblo que otro, en vez de sacar a la patrona de turno en procesión para que llueva de una puñetera vez, pongámonos de nuevo el disco de la Vashti y lanzemos de nuevo nuestra plegaria un cielo tan cruel.
    Gracias y saludos,

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