POP HISTORY Vol. 18 - The Bee Gees (Spanish Edition)

 

 

Mis primeros recuerdos de Los Bee Gees se remontan a 1977, el año que yo empecé a trabajar por primera vez en la oficina. Todos los días suena por los altavoces del del techo la cinta de "Spicks and Specks", una de las cassette que forman parte del popurrí musical que a diario nos pone Loli, la chica encargada de la centralita, que también ejerce de disc jockey sin cobrar sobresueldo. 

Me satisface mucho poder presentar este último volumen de la colección Pop History, dedicado a Los  Bee Gees, porque todos sus temas pertenecen a su primera etapa, para mi la más sorprendente y creativa del grupo. En los años sesenta, los hermanos Gibb se encontraban en un momento de inspiración desbordante. Sus voces sonaban frescas y vibrantes y desarrollaron un  talento compositivo sorprendente que se vio reflejado en sus canciones. Adoro prácticamente todos los temas de este volumen. Canciones tan bellas como por ejemplo "Holiday", por sus excelencias vocales y su soberbio telón orquestal de fondo. "With The Sun in my Eyes", rebosante de clásico romanticismo. Ambas inspiran nostalgia al escucharlas. Luego están otras que suenan magníficas como "In My Own Time", un acercamiento muy bien logrado al "Doctor Robert" de Los Beatles. La melodramática "New York Mining Disater 1941", cuyos versos van en crescendo, describiendo la agonía de unos mineros sepultados bajo tierra, que esperan final. "Sigo forzando mis oídos intentando escuchar un sonido", rezaba la letra de la canción. La dulzura de "Day time Girl" es conmovedora y se hace patente en el tema el buen trabajo de Bill Shepherd en los arreglos orquestales. Es cierto que en este volumen se echan en falta algunas canciones que a mi me gustan particularmente, como por ejemplo "Glass House" de su segundo disco. Ó "First of May", del grandioso aunque controvertido álbum "Odessa". Pero no importa porque las tengo guardadas como oro en paño, para escucharlas siempre que las necesite.

 

LA TRAICIÓN

Nunca comprenderé lo que sucedió con Los Bee Gees, aquel año de 1976. De repente, habiendo superado ya el vertiginoso salto de los 60 a los 70, y cuando ya habían recorrido media década haciendo muy buenas canciones, de golpe, como digo, dieron un cambio sorprendente y radical a su estilo con la publicación de aquel álbum "Children of The World", un disco tan elogiado por algunos como repudiado por otros y que sentó precedente de lo que vendría luego. Como experimento funcionó, y de que manera, amigos, ya que las ventas se dispararon hasta unos niveles desconocidos para ellos hasta el momento. La música disco con sus ridículos y exagerados arreglos orquestales, comenzaba a hacer furor en las discotecas. Aquel era un negocio muy tentador y ellos querían su trozo de pastel. Mientras, nosotros, los jóvenes que habíamos mamado de los sesenta, y que seguíamos adorando su música, tuvimos que mirar hacia otro lado con estupor, espantados por esos extraños sonidos guturales que salían de sus refinadas gargantas, e intentando salvaguardar nuestra dignidad. La cuestión es que la cosa no terminó ahí, y por desgracia. Los hermanos Gibb, borrachos de fama, y cegados por el afán de amasar más fortuna, perdieron la cordura. Y ocurrió entonces que, durante una enfebrecida noche de sábado, vendieron su alma al diablo, a cambio de la inmortalidad, sin saber que este no cumpliría su pacto y subestimando a sus fieles seguidores de toda la vida. "Renovarse o  morir", dijeron ellos, justificando su trato con el maligno. Y sucedió después, que el virus que provocó aquella fiebre nocturna, se propagó como un reguero de pólvora por el todo mundo, contagiando a su paso a una enorme masa de gente, que enloquecida, terminó chillando en falsete y moviendo sus alas de avestruz en las pistas de baile de todo el planeta. La traición dio los resultados esperados y más de 30 millones de personas terminaron comprando el álbum de la banda sonora de "Saturday Night Fever".                 

"El mito había mutado. Un ángel tenebroso se apareció a los mortales, mostró sus garras y extendió sus negras alas enfadado, creando una sombra oscura que se propagó por toda La Tierra. El destino estaba marcado".

DISCO 1

A1 - Turn of The Century, A2 - Holiday, A3 - Red Chair Fade Away, A4 - One Minute Woman, A5 - In My Own Time, A6 - Every Christian Lion Hearted Man Will Show You, A7 -  Craise Finton Kirk Royal Academy of Arts, B1 - New York Mining Disaster 1941, B2 -  Cucumber Castle, B3 - To Love Somebody, B4 - I Close My Eyes, B5 - I Can´t See Nobody, B6 - Please Read Me, B7 - Close Another Door.  

DISCO 2

C1 - World, C2 - And The Sun Will Shine, C3 - Lemons Never Forget, C4 - Really And Sincerely, C5 - Birdie Told Me, C6 - With The Sun In My Eyes, D1 - Massachusetts, D2 - Harry Braff,  D3 - Day time Girl, D4 - The Arnest of Being George, D5 - The Chage is Made, D6 - Horizontal